Auténticamente llamada a emprender el cambio

Había una vez una mujer que vivía como la mayoría, hacia lo que la mayoría, sentía y creía lo que la mayoría.

Una día comenzó a sentirse extraña, ya no le importaba vestir a la moda, ya no basaba su autoestima en ser atractiva para otros a costa de lo que fuera, ya no fingía ni sonreía falsamente, ni si quiera se quejaba constantemente de su vida aunque no cambiara en nada lo que hacía, simplemente ya no le importaba lo de antes…

Ese día al final de la tarde, comenzaron a salirle escamas, sus piernas se fusionaron y ante la metamorfosis, instintivamente, la ducha se volvió el inicio de un nuevo viaje.

Se había convertido en un salmón.

 

Una mujer salmón

El Salmón nace en el río, pasa su juventud en el mar y cuando se acerca la época de reproducirse emprende el camino de vuelta, volviendo exactamente al lugar donde nació.

Nada contracorriente sin importarle los obstáculos, es un viaje difícil, doloroso y requiere de mucha fuerza y coraje. Sólo el instinto le da fuerzas para luchar. No todos llegan a la meta, muchos mueren exhaustos durante su titánico viaje, pero aun así luchan por cumplir su llamado.

Nadar contra la corriente

Nadar contra la corriente en ocasiones implica ser una persona cuyos actos se oponen a las reglas, hecho que en ocasiones se interpreta como rebeldía y desadaptación social.

Sin embargo, desestimar o enfrentar un patrón establecido no necesariamente alberga ir en “contra de” desde el sinsentido. Muchas veces implica buscar establecer nuevos valores para la propia vida, y quizás dejar un nuevo mensaje para otros.

Una mujer salmón es un símbolo de conquista personal, pues en la corriente únicamente urge la fuerza colectiva que es útil en momentos de grandes cambios sociales pero que a veces desdibuja a las personas en una masa uniforme que sólo se “deja” por la corriente.

Romper con las lealtades sociales

Una Mujer decidida a Emprender Consciencia nada contra corriente porque ha roto las lealtades sociales que la mantenían viviendo en inautenticidad. La autenticidad reposa en la capacidad de decidir conscientes, sin seguir las historias que nos han contado, los manuales de vida que nos han entregado, siendo capaces de enfrentar el precio social marcado por el rechazo o la critica del entorno diciéndote “qué te pasa, vuelve a la manada”.

El llamado a ser parte del cambio de la humanidad es ineludible para una mujer que ha abierto los ojos.

El cambio de paradigmas sociales comienza por ti. Cuando te das cuenta que ser mujer es una historia más tuya que de la sociedad y que por sobre todo eres un ser humano que responde a muchas más experiencias que las de su sexo, género, roles de género, etc; entonces tu contribución al mundo podrá ser teñida por tu propia libertad de sentir, pensar, de Ser.

Con auténtico amor, Blanca Cesilia